Hoy es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Por su contribución a las ciencias y el desarrollo agropecuario; este es mi homenaje a una de las mujeres más importantes de mi vida mi abuela. Ella ha sido siempre una fuente de inspiración para mi. Comparto su historia para despertar la conciencia de una sociedad en la que las mujeres siguen encontrando obstáculos en el campo de la ciencia.
Menos del 30% de los investigadores científicos en el mundo son mujeres.
Siempre admiré la forma en que ésta mujer de frágil aspecto con un carácter indomable, había sido capaz de sobreponerse a todos los obstáculos que la sociedad de entonces le imponía. Pero cuando veo ésta cifra después de tantas décadas, más es de admirar.
Mi abuela, Ana Sansonetti de Real, un día pensó ser médico y en medio de muchos esfuerzos comenzó sus estudios. Pero, “por azares del destino que Dios nos tiene preparados” —así decía con profundo fervor a Dios— la difteria la obligó a retirarse de la universidad. Al recuperar su salud, le ofrecieron una beca que pagaría al graduarse, entonces ingresó en la carrera de medicina veterinaria.
Mi siempre amada y recordada abuela
Ana Sansonetti de Real, es honrosamente un ícono en la historia de Venezuela. Ella fue la primera mujer titulada de Doctora en Medicina Veterinaria en la también Primera Promoción de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Central de Venezuela en el año 1944. Recibió su título de manos del rector Rafael Pizani en el paraninfo de la Universidad Central en su sede de San Francisco, Caracas, Venezuela.
Su primer trabajo como doctora veterinaria fue en el Instituto de Investigaciones Veterinarias dependiente del Ministerio de Agricultura y Cría. A la vez se desempeñaba como profesora ad honorem del curso de Histología de la Facultad de Veterinaria, responsabilidad docente que asume atendiendo a la invitación que le formulara el Director de la Escuela Dr. Guillermo E Vogelsang. Fue docente hasta 1950, cuando la facultad junto al Instituto fueron trasladados de Caracas a Maracay.
Su contribución a las ciencias y al desarrollo agropecuario en Venezuela
En 1950 se aboca al ejercicio privado de su profesión y funda el Instituto Biológico de Irradiación. En este desarrolla vacunas para la prevención y combate de enfermedades de animales. Entre otras, inició la vacuna de inmunización contra el Newcastle. Ésta es una enfermedad zoonótica de aves, causada por un virus letal y contagioso que puede acabar con toda la parvada.
En el laboratorio de la Doctora Ana Sansonetti de Real fue iniciada la fabricación de esta vacuna y es reconocida en el país que demanda este y otros productos veterinarios. Su ejercicio profesional acelera su divorcio, pero su preparación le permite cuidar de sus tres hijos varones. Como madre soltera consigue que continuen sus estudios en Estados Unidos. Al ellos regresar a Venezuela, mi abuela se retira para atender con amor y sin condiciones a la niña que adopta en su segundo matrimonio.
Sus hijos, se dedican a continuar su legado. El mayor —mi padre— regresa como administrador y se hace abogado en Venezuela, el segundo como farmaceuta y el tercero como microbiólogo.
Fue así como crecimos subiendo y bajando en el ascensor del laboratorio para ver los huevos en la incubadora. Entre frascos de medicinas y tubos de ensayo eramos testigos del desarrollo agropecuario en venezuela. Y todo gracias a mi abuela.
Con libros grandes de hojas amarillentas y carátulas verdes, cuyo aspecto interesante era resaltado por el olor a formol. Vitrinas grandes y pequeñas que encerraban misteriosas botellas de color ambar, rodeadas de instrumentos plateados con los que se le daba vida a la ciencia para el desarrollo de una nación.
Hoy su nieto mayor, en aquel entonces el nieto menor, es farmaceuta como su padre y continúan juntos con IBYDI. ¡Mi abuela inspiró generaciones!
En la ciencia: La voluntad y el liderazgo, tan importantes como la oportunidad
La oportunidad de recibir una beca influye significativamente en su contribución a las ciencias. Se destacó como científica investigadora pero era polifacética. Compartió su pasión por la medicina con la de escritora. En su interés por la historia de Venezuela publica un libro sobre Bolívar —una bolivariana de las de verdad—. Una mujer a quien se le daba como arte la poesía, en sus propias palabras: ‘era dueña de su destino’. Vivía con ciencia y con conciencia.
Profesaba la importancia de cuidar la creación, ya saben a quién inspiró. Se interesaba por la buena alimentación y tenía muy claro aquello de mente, cuerpo y espíritu. Estudiaba metafísica y me enseñó a meditar y a pensar en positivo; tenía un green thumb envidiable y sé que si estuviera viva le gustaría que recalcara lo más importante para ella. Siempre y con mucho fervor tuvo a Dios en su corazón.
Todos debemos animar la inspiración innata de una mujer por incursionar en las carreras de ciencia. Abrir oportunidades para las mujeres beneficia al mundo. La diversidad en la investigación amplía el número de investigadores talentosos, aportando una nueva perspectiva, talento y creatividad.