Última actualilzación 2018-13-12 por Mildred Real
En la Florida ya el pez no muere por la boca, muere por el agua y, ¿nosotros?. La confianza en el Departamento de Protección Ambiental (DEP) es lo que muere por su propia boca.
Mi primer pensamiento cuando recibí ésta mañana el primer comunicado de prensa del DEP fue… -Rectificaron y están reformulando las normas para la industria o anunciaran sanciones. Bueno, al parecer no me equivoque del todo.
Mañana 26 de julio, someten a votación una propuesta para cambiar los límites de contaminación de ciertos tóxicos que a su entender pueden ser más abundantes en nuestras aguas sin que impliquen un riesgo a la salud.
En la norma se incluyen contaminantes que no estaban regulados. Entre los que estaban justamente regulados se aumenta la dosis permitida de contaminación del agua. Semejante desatino podría conducir a un aumento en los casos de cáncer, por citar algunas consecuencias y, para terminar la receta, se omitieron, se ignoraron, otros contaminantes que deben regular.
¿Que, qué? – Eso mismo.
La polémica “adecuación” de los límites para los contaminantes de las aguas superficiales del Estado, que deberían tener su fundamento en la protección de la salud humana y el ambiente; propone darle más oportunidades a los contaminadores y ha dejado una serie de contaminantes importantes a un lado. El DEP hace otra peligrosa verónica a la industria, que nos puede llevar en los cachos.
La razón que esgrimen para no incluir el arsénico y las dioxinas, es la falta de “evidencia científica válida” -no toda evidencia científica es válida para las autoridades de nuestro estado-, no se nos olvide. Y aquello del principio de precaución no existe.
Aunque no todo es cuestionable, no puedo aplaudir que aún, teniendo razón y la obligación de regular un número de contaminantes para los cuales vamos tarde en el cumplimiento del mandato de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), aprovechen la oportunidad para meternos gato por liebre.
El DEP es quien debe garantizar la eficacia de la norma, además, es quien por experiencia sabe que el proceso de regulación es lento y complejo; pero no solo sigue dejando para mañana lo que puede hacer hoy sino que, encima, para tomar decisiones, usa criterios poco confiables ó peor aún, criterios arbitrarios, como el estilo de vida actual de los floridanos.
Es verdad que la EPA recomienda a los estados usar datos locales o regionales para tomar las decisiones sobre las normas, pero a quién se le dió por interpretar que eso significaba que se basaran en datos como: cuánto pescado o marisco consumimos en Florida; cuánta agua bebemos; cuántas veces nos bañamos o nadamos. Esos datos se usan, pero no en la forma en que lo han expresado.
Yo entiendo que hay expertos reconocidos detrás, insisto en que no todo es de tachar y borrar, pero, ¡por favor!, en una crisis como la que vivimos, con ataques de la industria azucarera y agricultora desde el Lago Okeechobee y la FPL en Homestead, y quién sabe quienes y con qué nos salgan del este y el oeste. Cómo vamos siquiera a pensar -en pleno estado de emergencia por la contaminación del agua-, que tenemos licencia para seguir dando libertades a unos pocos y restringir a muchos.
Mis amigos médicos que se aseguren de instruir a sus pacientes que consuman lo estrictamente necesario de pescados o mariscos. Los chefs y nutricionistas, que no se les ocurra poner de moda una dieta como la de South Beach. Cuidado si te da por bañarte 3 veces al día, porque el criterio de protección considera que los floridanos todos nos bañamos la misma cantidad de veces y por eso el agua puede tener más contaminantes sin afectarnos.
Me tocará escribir un blog para explicarle a mis amistades cuántas veces pueden bañarse en las playas o en su lago favorito. ¿Es en serio?. Probablemente ésta tarde envíen otro comunicado desmintiendo (seria el tercero), pero eso fue lo que literalmente argumentaron aquí.
En sentido amplio, la sugerencia de la EPA de tomar en consideración la realidad puntual de cada estado para adecuar la norma, está enfocada en la necesidad regulatoria de asegurar límites de contaminación más estrictos para cada fuente de contaminación típica de la industria del estado.
Si la contaminación másica (la suma de lo emitido por cada una de las fuentes), resulta en una concentración total de dicho contaminante que excede la capacidad de carga del ecosistema, hay que adecuar la norma para que la contaminación producida no pueda afectar la salud humana o el ambiente.
Palabras más, palabras menos, si la capacidad de carga del ecosistema y las concentraciones del contaminante que aseguran la salud humana es de 100, y tienes 100 contaminadores, cada uno puede emitir (1) porque si cada uno emite 100, en conjunto, excederías 100 veces el limite. Se ventilan, otra cantidad de criterios más ortodoxos como este qué, sin duda, nos dejarían ocuparnos en otras noticias menos indignantes que ésta.
Pero aquí somos especiales y lo hacemos al revés. Si el límite para el benceno es de 1.18 ppm, los reguladores de Tallahassee lo suben a 2 ppm para que se pueda contaminar más. Muy conveniente para la industria del petróleo y del fracking pero a nosotros nos aumenta el riesgo de cáncer. Mientras el resto del país se ajusta al límite federal de 1.14 ppm. ¡No me lo expliquen, yo entiendo!
Nada más leyendo el segundo comunicado de prensa ésta noche, me causó enojo y frustración. Pero la respuesta de una sociedad cada día mas informada y capaz de discernir fue tan categórica, que recibimos un segundo comunicado del DEP, «aclarando dudas» y, desmintiendo la matríz de opinión que ha generado una propuesta que tenemos años esperando; que por años, ha comprometido nuestro bienestar por su ausencia, y ahora lo compromete más con su presencia.
Como bien saben, soy bastante acuciosa y me dedique a hacer una pequeña búsqueda relámpago en las comisiones de regulación ambiental de otros estados y… ¡Oh, sorpresa!. Mientras en la Florida ésta comisión es nombrada directamente por el Gobernador, otros estados como North Carolina, son más democráticos, ecuánimes y menos viciados, y dichas comisiones son establecidas por el Gobernador, el Senador Pro Tempo y el Secretario de los Representantes y en lugar de 7 miembros tienen 15. ¿Por qué será?.
¿Eso no es culpa de este gobierno, o sí? Obviamente, estamos distraídos y no hemos adecuado la normativa jurídica estructural del gobierno a la evolución del pensamiento democrático. Lo imperdonable es que aprovechemos que el sistema es obsoleto para establecer normas que son obsoletas antes de nacer.
Por fortuna, sí la Comisión de Regulación Ambiental (ERC) que es designada sólo por el gobernador, aprueba los cambios y la propuesta de la norma, todavía nos queda la esperanza de que la EPA se los devuelva -otra vez, ya sucedió en el 2013 y se engavetó. Pero ¿hasta cuándo tendremos que avergonzarnos en público con el gobierno federal? ¿Hasta cuando los floridanos vamos a estar desprotegidos?.
A veces, tanta torpeza me confunde. Tienen que estar claros en que nos vamos a quejar, será que eso es lo que quieren para tener la excusa de no regular los contaminantes que nos están afectando. Por ahí dicen: «piensa mal y acertarás…»
En todo caso, ésta propuesta no puede seguir adelante. Es un suicidio. ¡Quéjate llamando a la oficina del Gobernador o manda un email con tus comentarios a [email protected]! Gracias por leerme y déjame tu opinión o comparte.